El gobierno argentino ha sugerido medidas en relación con el consumo de alcohol durante la emergencia sanitaria, prohibiendo su consumo al considerar que puede alterar el orden, agravar la violencia doméstica y sexual, e incitar a sus consumidores a quebrantar el aislamiento.
Los municipios que han adoptado al pie de la letra estas pautas no permiten la circulación de unidades de transporte de cerveza, mientras los comercios están obligados a asegurar los refrigeradores en donde se almacenan latas y botellas.
Algunas ciudades como Buenos Aires no adoptaron estas disposiciones, y otras como La Rioja han limitado la venta a algunos días y horarios específicos.
En Argentina la baja en las ventas de cerveza afecta a cerca de 5 mil pequeñas y medianas empresas que son fundamentales para la industria cervecera, y se estima que el consumo durante el mes de abril ha disminuido en un 37% al compararlo con el mismo periodo de 2019.